En los últimos años, el gaming ha entrado dentro del ecosistema Web3. Su combinación trae consigo diferentes oportunidades y desafíos para los desarrolladores. Si logran superar con éxito los escollos, podrían redefinir la creación de videojuegos y la experiencia de usuario. Para que no te pierdas detalle, en este artículo, te esperan las claves para comprender qué está sucediendo.
La Web3 es la última evolución de la web con la que se busca descentralizar el control de los datos y de las aplicaciones. Esto es lo contrario a lo que ocurre con la Web2, donde la información y los servicios están concentrados en manos de grandes empresas. Por tanto, se trata de un cambio de paradigma en toda regla.
El objetivo es que los usuarios sean dueños de la información que vuelcan en la red y de sus activos digitales. Para conseguirlo, tecnologías como la cadena de bloques, los contratos inteligentes o las criptomonedas resultan esenciales. Gracias a ellas, es posible brindar un entorno más seguro, transparente y donde las personas disfruten de mayor autonomía.
Estas características se pueden aplicar a la creación de videojuegos. La idea consiste en que el jugador tenga una propiedad real sobre diferentes activos digitales. ¿Cuáles? Los personajes que usa, su equipamiento o cualquier otro objeto u elemento dentro del mundo del juego. Así, se generaría un mercado en el que comprar o vender aquello que necesite cada persona. Todo esto es posible con la implementación de un sistema de NFT (non-fungible token), por ejemplo.
El sector de los videojuegos ha evolucionado a gran velocidad en tan solo dos décadas. En la actualidad, la variedad de títulos, plataformas y géneros es abrumadora y ello permite llegar a usuarios de casi cualquier edad. Pese a que, en un principio, el entretenimiento es la razón de ser de estas creaciones, la Web3 podría introducir cambios cruciales.
De hecho, que ambos entornos se combinen es una evolución natural, ya que responde a numerosas reivindicaciones tradicionales de los jugadores. Un buen ejemplo es lo que ocurre cuando un título deja de recibir soporte por parte de su distribuidor. En estas situaciones, a las que están sujetos los juegos en línea, se produce la pérdida completa de los personajes u objetos que el usuario poseía.
Al introducir la cadena de bloques, se soluciona el problema antes mencionado. El usuario retendrá su propiedad, aunque el juego deje de existir. Además, se aporta transparencia a las transacciones que hagan entre sí los jugadores, algo que tradicionalmente ha sido polémico y difícil de implementar. Por regla general, se tiende a crear mercados paralelos y ajenos tanto a las empresas desarrolladoras como a las distribuidoras. Como podrás imaginar, la opacidad y la abundancia de fraudes son las notas dominantes en dichos espacios.
Incluso se añade la posibilidad de que los juegos sean interoperables, lo que implica que los activos digitales puedan emplearse en varios títulos. Esto supone una novedad sin precedentes, pues hasta la fecha no existe algo parecido. Así que, se ofrece una innovación que provocará grandes cambios en el futuro.
La razón principal de que el mundo de los videojuegos sea relevante para el desarrollo de la Web3 es su naturaleza interactiva. Esto los convierte en las plataformas ideales para implementar los principios del nuevo paradigma. Asimismo, se dispone de una amplia base de usuarios que ya están familiarizados con la compraventa de activos digitales.
Junto con lo anterior, el gaming es un buen campo de pruebas para comprobar la escalabilidad y seguridad de una cadena de bloques. En función de los resultados, se irán superando los principales desafíos hasta llegar a soluciones eficientes y de bajo coste.
Igualmente, es un ecosistema que permite crear economías digitales autosustentadas y nuevos modelos de negocio. Al fin y al cabo, el mero hecho de jugar genera todo tipo de necesidades. Por ejemplo, hay personas que se especializan en obtener determinados objetos que otras quieren comprar. ¿Por qué lo hacen? Para ahorrar tiempo y esfuerzo, porque conseguir este u otro activo depende del azar.
Otro aspecto interesante, que se relaciona con la base de usuarios, es que su resistencia a las nuevas tecnologías es menor. Como puedes imaginarte, están acostumbrados a que el juego cambie cada cierto tiempo gracias a parches que añaden novedades, sean mecánicas o modificaciones de estadísticas. Debido a esto, el rechazo que pueda generar la implementación de una cadena de bloques, por ejemplo, es inferior al que mostraría otro grupo de personas.
El potencial de los videojuegos en un ecosistema de Web3 es enorme y se está empezando a explorar ahora. Pocos son los productos que aprovechan sus capacidades, pero es probable que aumenten en el futuro. Esto es posible gracias a lo siguiente:
En definitiva, el mundo del gaming está a punto de cambiar, pero el proceso no será sencillo. Si bien existen numerosas oportunidades, no olvides los desafíos, como la resistencia a adoptar las nuevas tecnologías. Sin embargo, las perspectivas de un entorno de juego descentralizado son muy positivas. Si buscas más contenidos como este, en Cámara te ofrecemos los mejores. ¡Descúbrelos!
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