La evidencia sugiere que estamos viendo una interrupción masiva en el mundo corporativo. Desde el año 2000, más del 50% de las compañías Fortune 500 han sido adquiridas, fusionadas o declaradas en bancarrota, sin un final a la vista. A su paso, se ve una “especiación” de entidades corporativas innovadoras con ADN en gran parte nuevo, como Amazon, Box, Facebook, Square, Twilio, Uber, WeWork y Zappos.

Los casos de extinción masiva no ocurren sin ningún motivo. En el evento actual, llamado revolución 4.0 en la empresa, el factor causal es la transformación digital. Adaptarse y aprovecharse de ella, o dejar de existir en el mercado.

Quizás el aspecto más singular de esta tendencia tecnológica es que la transformación digital está siendo impulsada desde arriba, mandada personalmente por los CEOs. Esto es algo nuevo.

Con la transformación digital del siglo XXI, el ciclo de adopción se ha invertido. Lo que se ve ahora es que, casi invariablemente, las transformaciones corporativas globales son iniciadas e impulsadas por el Director Ejecutivo. Los CEOs visionarios, individualmente, son los motores de un cambio masivo que no tiene precedentes en la historia de la tecnología de la información.

Algo fundamentalmente importante está sucediendo, un desafío que los líderes corporativos encuentran sumamente motivador y urgente. Los efectos competitivos se están desarrollando en el mercado. Es el caso de Amazon, que está transformando digitalmente la industria con datos, inteligencia artificial y efectos de red. Su participación en el comercio electrónico de EE. UU. es del 34% y podría aumentar al 50% en 2021.

En respuesta, algunos CEOs visionarios están renovando sus libros de jugadas, con el objetivo de intensificar la transformación de la compañía y anticipar futuras interrupciones. Cuando se requieren nuevos talentos para reforzar los esfuerzos del nivel C, los directores ejecutivos están reclutando para roles tales como el jefe de operaciones digitales con la autoridad y el presupuesto para hacer que las cosas sucedan.

El liderazgo digital es el proceso de utilizar opciones digitales estratégicas para alcanzar los objetivos comerciales. Ocurre en muchos niveles dentro de una organización. Por ejemplo, un director de marketing que capacita a un equipo para explorar nuevos conjuntos de herramientas de automatización.

En un nivel superior, ese director de marketing debe estar facultado por un CEO líder digitalmente. Estos deben emitir una visión para el futuro de una organización, dando a cada equipo algo por lo que luchar. Cuando se trata de transformación digital, esto es especialmente importante. Si una empresa está en ese proceso y el director ejecutivo está atrapado en sus viejas costumbres, toda la organización se quedará estancada.

Ser un gran líder requiere de características centrales, como escuchar e inspirar a un equipo. Pero el liderazgo digital efectivo requiere un conjunto de habilidades adicionales, que, cuando se adopten, cambiarán el comportamiento corporativo en toda la empresa.

Una nueva investigación de Deloitte identificó los valores culturales específicos que respaldan las mejores organizaciones. Los líderes digitales efectivos deberían tratar de dar forma a una cultura que los respalde.

La transformación digital implica una gran cantidad de prueba y error a medida que se aprende en el camino. Esto significa que los equipos necesitan sentirse capacitados para probar cosas nuevas y ver el fracaso como una parte necesaria de la innovación. Los grandes líderes digitales crean una cultura en la que está bien fracasar, y donde los equipos no necesitan navegar a través de complejos procesos de aprobación para probar algo nuevo.

La transformación digital implica la colaboración con todos los departamentos: ventas, marketing, TI, soporte, operaciones y más se verán todos afectados. Esto es especialmente cierto con las ventas y el marketing. Si bien estos equipos pueden haber estado históricamente en desacuerdo, deben estar alineados para que se produzca el cambio. Los líderes digitales de calidad reconocen la importancia de la colaboración en toda su organización y crean oportunidades para potenciarla.

La velocidad es necesaria y un resultado de la transformación digital. Aprovechar las herramientas para mejorar la eficiencia dará como resultado una entrega más rápida del trabajo, y la cultura de la organización debería respaldar esa mayor velocidad. Esta va de la mano con la experimentación, a medida que los líderes digitales adoptan la entrega inmediata por encima de la perfección retrasada. Esto significa sentirse cómodo con el riesgo y comprender su papel necesario en la innovación.

El liderazgo digital, en esencia, se trata de crear eficiencias y mejorar los procesos. Un gran líder digital no se interpone en el camino de eso. Más bien, empodera a un equipo para tomar decisiones y crea una cultura arraigada en la confianza y la responsabilidad.

La transformación digital se trata de un cambio radical. Modifica todo acerca de cómo se diseñan, fabrican, venden, entregan y atienden los productos, y obliga a los CEOs a reconsiderar cómo se ejecutan las empresas. Sin embargo, muchos parecen estar dormidos ante el cambio. Simplemente no ven la interrupción masiva de las amenazas digitales y no parecen entender que sucederá muy rápido.

Si un CEO no está hablando de cómo garantizar la supervivencia de la empresa en medio de una interrupción digital, tal vez sea la persona equivocada en el trabajo. Cada vez es más claro que se está entrando en un evento de extinción altamente perturbador. Muchas empresas que no se transformen a sí mismas desaparecerán. Pero como en la especiación evolutiva, surgirán muchas nuevas e imprevistas, y las existentes se adaptarán con nuevos modelos comerciales. La amenaza existencial es excedida solo por la oportunidad.