En un mercado cada vez más competitivo, marcado por la necesidad de las empresas de avanzar en el proceso de transformación digital y la revolución tecnológica, el talento TIC es el más demandado por compañías de todos los tamaños y sectores de actividad.
La pandemia del coronavirus ha demostrado que la digitalización y la adaptabilidad a las nuevas tecnologías son los principales pilares para el crecimiento de los negocios en tiempos de incertidumbre.
En el proceso de transformación digital, el capital humano es el activo más valioso para las organizaciones, las cuales necesitan no sólo atraer, sino también fidelizar a los perfiles técnicos y digitales especializados en TIC.
En plena era digital, resulta de especial interés conocer cuáles son las habilidades más demandadas en el mercado laboral. Habilidades que son esenciales tanto para conseguir un empleo como para seguir mejorando profesionalmente y adquiriendo nuevas capacidades.
El pensamiento crítico es fundamental para resolver errores y problemas, además de adoptar estrategias en base a los objetivos de la organización. Las compañías necesitan profesionales que muestren una actitud optimista ante la mejora continua y el cambio.
De cara al futuro, los profesionales van a tener que enfrentarse a circunstancias complicadas, en las que deberán mostrar una actitud resiliente para sobreponerse a las dificultades y adaptarse a las necesidades del mercado.
La creatividad es una de las habilidades esenciales en los nuevos profesionales. En los próximos años las tareas más repetitivas que actualmente llevan a cabo los seres humanos pasarán a estar en manos de robots y máquinas. Las personas tendrán que desempeñar funciones más creativas, como la analítica de datos.
Las compañías necesitan empleados con actitud proactiva, que puedan tomar la iniciativa por ellos mismos y no se limiten a seguir las instrucciones dadas. Deben ser capaces de buscar soluciones, ofrecer ideas y, en definitiva, tomar parte activa en el desarrollo del negocio, velando por el interés de la empresa en su conjunto.
Para aplicar el employer branding, el primer paso consiste en realizar una encuesta de opinión entre los empleados para conocer los puntos fuertes y débiles de la compañía. Gracias a la encuesta, los directivos pueden conocer qué aspectos les resultan más atractivos durante el proceso de selección, por qué motivos continúan trabajando en la empresa, si consideran que el ambiente de trabajo es bueno… Una de las preguntas más relevantes es la siguiente: “¿Recomendarías la empresa para trabajar?”
Una vez identificadas las áreas de oportunidad de la compañía, se establecen los objetivos según la forma en la que se desea que la empresa sea percibida. Según los resultados de la encuesta, se crea un plan de acción para abordar los objetivos. Seleccionar los medios para comunicar el mensaje es fundamental: página web, redes sociales, campañas SEM en motores de búsqueda…
Y, para finalizar, se monitorizan y evalúan los resultados obtenidos. Los indicadores dependen en gran medida de los objetivos, aunque hay algunos que son generales, como la tasa de retención, el número de candidatos interesados en trabajar para la empresa o la reputación online de la marca.
Antes de fijar estrategias para captar y retener el talento, es vital entender qué se entiende exactamente por talento. Se denomina como tal a aquel profesional comprometido que pone en práctica sus capacidades para lograr los mejores resultados en la organización para la que trabaja.
Las empresas actuales necesitan crear una cultura de desarrollo del talento, que consiste en lo siguiente: cuidar el employer branding, conocer a los empleados y detectar las habilidades en la organización y las carencias de talento, poner en valor la formación y reforzar los valores compartidos entre la empresa y los trabajadores.
El bienestar de los empleados ya era una de las principales prioridades de las empresas y, con la crisis sanitaria, ha cobrado más importancia. El departamento de recursos humanos debe situar la salud de sus trabajadores en el centro de las estrategias, desarrollando y ejecutando modelos de bienestar basados en la salud, el compromiso y la confianza de las partes interesadas.
Valorar a los empleados y atraer candidatos en base a las habilidades requeridas, es clave para que las organizaciones alcancen sus metas y construyan la cultura que desean en el futuro. En una buena estrategia de recursos humanos, la atracción y retención del talento no se pueden gestionar como factores aislados, sino como pilares que contribuyen a la diferenciación y al crecimiento.
Imágenes: Unsplash y Freepik
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